1. Paúl Bunyan:
Es una figura representativa del folclore y la cultura norteamericana. Es héroe de varias historias y leyendas.
Lo describen como un leñador gigante con unas habilidades inusuales. Su compañero fiel es un buey azul de gran tamaño y fuerza.
Su nacimiento se relaciona con lugares al norte de los Estados Unidos. La leyenda cuenta que fue él quien creó el Gran Cañón y el Monte Hood.
2. Pie Grande: El famoso gigante mitológico de la cultura norteamericana. Los que dicen haberlo visto, exponen que es un gigante de casi 2 metros con aspecto de simio, que habita en lugares recónditos al norte de los Estados Unidos. Además se cree que es una criatura nocturna, ya que la mayoría de avistamientos han sido en horas de la noche. Sin embargo, no hay suficiente evidencia científica de su existencia. Aún así, los creyentes de este mito consideran que las huellas encontradas, los testimonios y las pocas fotografías que hay, son suficientes para seguir creyendo en la existencia de Pie Grande.
3. La Dama Blanca:
Esta dama, de aspecto fantasmal, también hace parte de muchas leyendas al rededor del mundo. De hecho, existen muchas historias diferentes sobre este fantasma dentro de la misma cultura norteamericana.
Su existencia se relaciona con alguna tragedia en su matrimonio o con sus hijos. Todas las historias giran sobre estos mismos temas. Algunos dicen que fue una novia que se suicidó, otros dicen que murió en diferentes tipos de circunstancias.
Se habla de apariciones en diferentes sectores tanto rurales como urbanos de los Estados Unidos. En Connecticut, en Massachusetts, en Nueva York, y en muchas otras locaciones. Es un espíritu errante y melancólico.
4. El Monstruo del Lago Champlain: Y si Gran Bretaña tiene su monstruo en un lago, la cultura norteamericana no se podía quedar atrás. Bautizado como Champie o Champ, habita en el Lago Champlain, en la frontera entre Norte América y Canadá.
Es descrito como un monstruo con el aspecto de un reptil, como una serpiente. Se cree que pertenece a la familia de los plesiosauros. Su existencia proviene de muchas leyendas y mitos aborígenes.
Se mencionan más de 300 reportes que indican comprobar la existencia de Champ. Sin embargo, no hay ninguna evidencia científica y muchos argumento de este tipo que aseguran que es imposible que un monstruo de ese tamaño pueda sobrevivir en un ambiente como ese.
Sin embargo, esto no ha opacado la existencia de Champ. Tanto nativos como turistas siguen creyendo que un monstruo habita en el fondo de este lago.
La leyenda del Iztaccíhuatl y el Popocatépetl: Cuenta una leyenda que el altivo y orgulloso pueblo Tlaxcalteca, cansados de la opresión por parte del imperio Azteca, decidieron enfrentárseles para obtener su libertad. Popocatépetl era un joven guerrero que estaba enamorado de Iztaccíhuatl, la hermosa hija del jefe de los Tlaxcaltecas, sentimiento que también ella sentía por él. La batalla que se avecinaba presagiaba graves dificultades por ser los aztecas superiores en número al ejército Tlaxcalteca. Antes de partir a la batalla, el joven guerreo pidió la mano de Iztaccíhuatl a su padre, a lo que éste accedió, asegurándole que a su regreso celebrarían el matrimonio de ambos, así como su victoria. Y así, Popocatépetl se marchó a pelear por el honor de su pueblo, llevando consigo la promesa de su amada de esperarlo sin importar cuánto tiempo tardase en llegar. El flechador del sol: La mitología mixteca habla de que en el principio de los tiempos, en la región de Apoala, existían dos árboles gigantescos que se profesaban un amor tan fuerte que, venciendo la distancia que los separaba, lograron entrelazar sus raíces y con sus ramas se fundieron en un abrazo eterno. De esta unión nacieron los primeros hombres y mujeres que poblaron la Tierra, y ellos y sus descendientes fundaron la ciudad de Achihutla. Con el paso del tiempo la población continúo creciendo hasta que la ciudad era insuficiente para albergarlos a todos, por esta razón, Tzauindanda, gran guerrero de este pueblo, decidió salir en busca de nuevas tierras donde pudieran erigir su ciudad, así que tomó su arco y sus flechas y salió de la ciudad en busca de aquel lugar deseado. Pasaron los días y el joven guerrero no encontraba ningún lugar digno hasta que cierto día llegó hasta una vasta extensión de tierra, ideal para su pueblo. La leyenda del Sol y la Luna: Cuando el mundo aún estaba siendo formado, los dioses se reunieron para decidir quiénes serían los encargados de iluminarlo, para así no mantenerlo sumido en las tinieblas. Tecuciztécatl, uno de los dioses presentes, afirmó con arrogancia que sería él quien lo iluminaría. Todos los presentes aceptaron de buen grado, pero se necesitaba a alguien para complementará tal tarea y al no ofrecerse alguien más, los dioses decidieron decirle Nanahuatzin, un dios modesto y callado, quien aceptó tal tarea. Para llegar puros al sacrificio y ambos pudiesen ser quienes iluminaran al mundo, ambos se dedicaron a hacer penitencia. El día del sacrificio llegó y ambos debían arrojarse al fuego para completar el proceso. El orgulloso Tecuciztécatl dudo en arrojarse al fuego, lo intentó varias veces pero no se decidía, por lo que los demás dioses le pidieron a Nanahuatzin que lo intentase, éste caminó decidido hacía el fuego y sin pensarlo dos veces cerró los ojos y entregó su cuerpo. Tecuciztécatl, avergonzado por sentir miedo, se arrojó inmediatamente después de Nanahuatzin. Y así, en el mismo orden en que se arrojaron, aparecieron ambos dioses en el cielo, convertidos en el Sol y la Luna.
ACHIYALABOPA: El mito de Achiyalabopa es una de las creencias fundamentales de la cultura de los antiguos indios Pueblo, los cuales vivieron en la parte alta de Norteamérica, principalmente en territorio actualmente perteneciente a Canadá y Estados Unidos. La creencia popular que alimentaba al mito del Achiyalabopa era que este ser divino poseía en realidad el aspecto un ave de magnitudes gigantescas, poseía un largo y hermoso plumaje pintado con todos los colores del arcoíris, sus plumas eran realmente duras como el acero y filosas como una navaja, con ellas atacaba a todo aquel que no le mostrara el respeto que se merecía, el mito asegura que se trata de un ser inmortal al cual se le atribuye la creación de todo, del cielo, la tierra y todo lo que en ellos hay. Es por esta razón que los indígenas que contaban su historia también lo adoraban como al dios del cielo, asimismo aseguraban que esta ave vivía en el arcoíris y desde allí controlaba todo lo que ocurría en la tierra.
ACHERI: El mito del Acheri es una de las más curiosas y a la vez tenebro mito que se contaban entre los miembros de las tribus norteamericanas que Vivían en las regiones de Canadá y Estados Unidos. En el mito el Acheri es un espectro al cual le gustaba deambular en las zonas montañosas y colinas, pero a veces baja hasta los poblados humanos solo para disfrutar de causar desgracias, pues el Acheri es poseedor de muchísimos males y enfermedades humanas, con solo pasar su sombra por encima de alguien o al escuchar su canto, automáticamente la persona cae enferma terriblemente y en muy poco tiempo todo el poblado contraerá los males, pues las enfermedades que transmite este espectro son realmente contagiosas y terribles. El Acheri disfruta trayéndole el mal a las personas, su aspecto es el de una niña frágil y extremadamente delgada, posee el cuerpo solo cubierto por harapos de pieles, su aspecto es tenebroso pues su piel es grisácea y su cara presenta rasgos de calavera. Según el mito, el Acheri es el espíritu de una niña que murió de males relacionados a enfermedades terribles, entonces luego de muerta su alma queda vagando en las tierras para hacer sufrir a otros lo que a ella le toco vivir.
La leyenda del maíz: En un principio, el pueblo azteca luchaba por su supervivencia ante las difíciles condiciones de su nuevo hogar. Su comida era más bien escasa, los animales que cazaban eran muy pocos, por lo que tenían que recolectar raíces para intentar satisfacer su apetito aunque fuera escasamente. Ellos sabían de la existencia del maíz, alimento sagrado que, sin embargo, se encontraba oculto tras unas enormes montañas. Sus antiguos dioses, conscientes de las penalidades que sufría su pueblo, ya habían intentado abrir una brecha entre esas montañas, más sus esfuerzos siempre resultaban vanos.
Los ancianos de las tribus aseguraban que la única manera de protegerse de las enfermedades transmitidas por la sombra del Acheri era con un collar de cuentas rojas, así como también era posible colocarse una cinta roja en la muñeca, asimismo aseguraban que era posible vencer al espectro si se lograba colocar una cinta roja alrededor del cuello del mismo, de este modo el alma de la niña podría descansar en paz.
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